Saborit
Tras las cinco presentaciones en Cuba, por primera vez en su historia, el Royal Ballet de Londres, siempre con el teatro lleno, dejaron una profunda huella en el público de la isla.

"Esto es algo que contaré a mis nietos", dijo a Xinhua a la salida del teatro, Darío González, un joven de 22 años recién graduado como licenciado en Química en la Universidad de La Habana.

De igual manera se expresó Nereyda López, una septuagenaria que soportó una larga fila para adquirir las entradas "porque no podía perder esta oportunidad de ver en vivo a una de las mejores compañías del mundo".

El Royal Ballet financió la presentación en La Habana de sus 96 bailarines de 19 nacionalidades.

Su debut fue apoteósico el martes pasado en el Gran Teatro de La Habana, donde se presentó durante tres días para pasar después al Teatro Karl Marx, el más grande de Cuba con aforo para 5.000 personas.

La demanda del público fue tal que hubo que fue necesario colocar varias pantallas gigantes afuera de los dos teatros, para que una multitud que siguió en vivo cada detalle de las presentaciones.

El repertorio del Royal Ballet recorrió desde lo clásico hasta lo contemporáneo, con piezas como "Chroma", "Un mes en el campo", "Voces de la primavera", "Romeo y Julieta", "Farewell", "Thais" y "El corsario".

Mención aparte fue su estreno en Cuba del ballet "Manón", obra maestra del coreógrafo Kenneth Mac Millan y considerada entre los clásicos del siglo XX, interpretada en La Habana por el cubano Carlos Acosta y la española Tamara Rojo.

La obra, una trágica historia de amor, fue el despliegue de la danza clásica con teatralidad, algo en lo que el Royal Ballet consiguió una producción esplendorosa en toda su concepción.

El miércoles pasado, la compañía británica rindió homenaje a la directora del Ballet Nacional de Cuba (BNC), Alicia Alonso.

El reconocimiento coincidió con el día en que la cubana bailó por primera vez "Giselle" en el Covent Garden de Londres, en 1946.

Singular momento constituyó la respetuosa reverencia sobre el escenario y ante la Alonso de la prestigiosa bailarina y directora del Royal Ballet, Mónica Mason, mientras un público aplaudía a rabiar.

Mason dijo que el viaje a Cuba fue motivado por la prominencia de la Alonso y "los maravillosos bailarines formados en Cuba", así como por la admiración a Carlos Acosta, uno entre los estelares artistas formado por el BNC, nacido y criado en una barriada humilde de La Habana.

Acosta, quien bailó varias veces con la española Tamara Rojo, fue bailarín principal del Royal Ballet, grupo en el que actualmente se desempeña como invitado especial.

"La danza vibra en el corazón del pueblo, algo que deben reconocerle a Alicia Alonso por la contribución que ella ha hecho en esta isla a lo largo de tantos años", dijo la directora británica.

"Sé que la danza es esencial para la cultura cubana", añadio Mason.

El público, entregado, no fue parco en elogios al virtuosismo de los bailarines, cuya presencia ya es considerada como el más importante suceso cultural del año.

La veterana compañía británica, fundada por Dame Ninette de Valois en 1931, es el conjunto de danza de mayor relieve del mundo occidental que visita a Cuba en los últimos 40 años, desde el Ballet del Siglo XX, de Maurice Béjart, en 1968, según expertos.
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