La historia de los últimos treinta y cinco años de la televisión cubana no puede prescindir del nombre de Susana Pérez, quien desde finales de los años setenta protagonizó varias de las más recordadas telenovelas cubanas (Sol de Batey, La Joven de la Flecha de Oro, Rosas a Crédito, El Balcón de los Helechos).
Fui de los millares de cubanos que se sorprendieron con la presencia de la más popular y querida de las actrices cubanas en el show de debut de Carlos Otero en el canal 41 de Miami. Mi asombro es mayor aún por tener el privilegio de entrevistar a la poseedora de los ojos verdes y la voz sensual que han hechizado a más de una generación de cubanos.
En Miami, Susana Pérez accedió con gentileza a esta entrevista para la Prensa Independiente de la isla.
Luis Cino: ¿Cómo la ha recibido el público de Miami, y en especial los cubanos?
Susana Pérez: Mira, yo siempre supe por razones obvias que yo tenía muchos admiradores aquí porque la emigración había sido paulatina, constante y de generaciones diferentes, pero en realidad sobrepasó mis expectativas, desde antes de anunciar mi decisión de quedarme en todos los lugares a que llegaba me reconocían (sobre todo los más jóvenes), me abrazaban, me pedían fotos, me pedían autógrafos y algunos hasta lloraban de emoción y después de la decisión y de las presentaciones tanto en la TV como en el teatro, pues esas manifestaciones se han duplicado o triplicado y se ha sumado (sobre todo los que han ido al teatro) el público de los años sesenta que no me conoce de nada. En ese sentido me siento muy feliz.
L.C. ¿Qué significó para usted hacer su primera presentación televisiva en Miami en el show de Carlos Otero?
S.P. Las casualidades de la vida son tremendas, el último programa que yo hice en la TV cubana fue ¿Jura decir la verdad? y el tema del entuerto de esa noche justamente giraba alrededor de Carlos Otero (lo que trajo como consecuencia que se editara de tal forma para eliminar todo lo que tuviera que ver con él, que nadie en el público cubano entendió nada) y uno de los últimos programas que hizo él en su espacio fue conmigo, en el cual nos divertimos mucho. Siempre Carlos y yo hemos tenido una relación de simpatía y de respeto, desde hace muchos años nunca he dejado de estar invitada en sus espacios y viceversa; por lo tanto, estar en su espacio me hizo sentir tranquila, relajada y sobre todo protegida, sabiendo que de él nada podía venir que me hiciera daño.
S.P. En un principio pensé que sería un comienzo pero ahora pienso que es una continuidad, sólo que con otra escenografía.
L.C. ¿Cómo definiría la televisión cubana actual?
S.P. Si pensamos en términos económicos y la comparamos con la TV de los años 70, cuando yo empecé, tenemos que decir que está en ruinas, pero en esas ruinas se vislumbran destellos del talento de muchos creadores y creadoras con un propósito renovador y moderno de la TV.
L.C. ¿Cuál de las muchas telenovelas que protagonizó en Cuba le produjo mayor satisfacción? ¿Con qué director trabajó más a gusto?
S.P. Desde el punto de vista del arranque, Enrique de Lagardere con el personaje de la gitana Cruz (espacio de Aventuras), me dio por vez primera el reconocimiento del público, la gente empezó a fijarse en mi; pero entre las novelas, aunque de todas guardo gratos recuerdos, pues cada una significó una etapa diferente en mi carrera, Sol de Batey y Rosas a crédito son indiscutiblemente las dos que han quedado más en la memoria de todos los cubanos.
L.C. Recuerdo la magia de su voz en la radio, particularmente el programa “Estar contigo”, de Radio Taino, que escribía a finales de los noventa el recientemente fallecido Reinaldo Jaén. ¿Dejó en usted ese programa algún recuerdo especial?
S.P. Por supuesto, “Estar contigo” fue un programa creado pensando en mí y para mí y tuve el privilegio de tener un equipo de lujo, desde el guionista, escritor brillante y persona encantadora, el director, Ismael Rensoly, que me daba cada noche sin proponérselo una clase de apreciación y cultura musical, su asistente Rey Noa y el grabador que inició el programa y que también desafortunadamente falleció, Humbertico (no recuerdo su apellido). Cada noche era una fiesta, para nosotros y para el público, y al terminar tenía la sensación de que había ofrecido a todo el que hubiera estado escuchándome dos horas de entretenimiento, cultura y disfrute musical. Para mí tiene un lugar preferencial el recuerdo de esos dos años de programa.
L.C. Si le consultarán: ¿A quién recomendaría para que sustituya su voz en El Hurón Azul?
S.P. Pienso que lo debe estar haciendo Betsy Acosta, una magnífica locutora y buena persona, y me parece la mejor opción porque también a ellos, los muchachos del Hurón Azul, les deseo todo lo mejor del mundo.
L.C. En el plano artístico: ¿Hay algo que hubiera hecho de otra manera, si pudiera dar marcha atrás al tiempo? ¿Algo que no haya logrado y que hubiera querido?
S.P. En el plano artístico ocurre como en la vida, uno siempre quisiera tener una segunda oportunidad para darle un retoquito a algún desastre que haya hecho; pero igual que la vida es eso, vivir y equivocarse; en el arte también uno tiene que equivocarse y seguir adelante, así que en general no, no me arrepiento de nada, y no tengo frustraciones, siempre hice lo que quise y con pasión tal que si no me quedó mejor no fue por falta de empeño.
L.C. Recientemente el ministro de cultura Abel Prieto trató de restar importancia al impacto político de la “deserción” de dos de los más populares artistas cubanos (usted y Carlos Otero), al afirmar que sólo son emigrantes económicos. ¿Qué motivó la decisión de Susana Pérez?
S.P. Las palabras del ministro me recuerdan la fabula de Esopo sobre la zorra y las uvas, cuando la zorra llena de despecho por no haber podido alcanzarlas, las mira con desprecio y dice: total, están verdes.
En cuanto a mi decisión pues creo que me paso como a esas mujeres que se casan muy enamoradas y que saben los defectos de los maridos, pero ellos constantemente prometen cambios y más cambios, y a los 50 años de matrimonio resulta que se está en el mismo punto y una se da cuenta de que ha perdido casi la vida en el empeño y, sin consultarlo con nadie y para sorpresa de todos, decide dar el portazo de Nora.
L.C. ¿Planes inmediatos?
S.P. Seguir trabajando, ahora en lo que queda de las puestas de Tengamos el sexo en paz, comenzar con los ensayos de la otra obra y seguir caminando, caminando, caminando.
L.C. Susana, mi agradecimiento, y el de la Prensa Independiente cubana, por contestar a estas preguntas y por tantos años de buen arte. Ha sido un privilegio entrevistarla.
Aunque ya la estamos echando de menos en la pantalla, sigue en Cuba con nosotros, en el corazón de nuestro pueblo. Desde Cuba, los cubanos le deseamos mucho éxito y todas la buena suerte del Universo y esperamos pronto volver a verla en nuestras pantallas.
Y una última pregunta: ¿Tiene Susana Pérez algún mensaje para su público en la isla?
S.P. Quiero que sepan que los amo y los amaré siempre, que han sido un estímulo importantísimo en mi vida, que les agradezco a todos los que me han apoyado en esta decisión y a los que no me han apoyado también les agradezco porque la confirman. A todos las cubanas y cubanos les deseo lo mejor porque es un pueblo que merece una vida en correspondencia con todos los sacrificios y la paciencia que ha tenido. Que los llevo a todos en mi corazón, como a ese pedacito de tierra en forma de caimán que nos duele a todos los cubanos en cualquier lugar que nos encontremos.